Claves para elegir el cabecero de la cama perfecto
Material, con o sin estructura, exento o con mesitas de noche integradas, tamaño, forma… hay muchos factores que influyen en la elección del cabecero perfecto para la cama de matrimonio. Y cada uno de ellos tiene peso en el estilo decorativo. ¡Vamos a repasar los tipos de cabeceros por los que puedes optar! Y además te diremos cuándo debes escoger cada uno.
La parte más funcional y práctica de un cabecero
Nos decantamos por uno u otro por su estética. Nos combina más con los tonos de la habitación o con los materiales y diseño elegidos. Pero no debemos olvidar los aspectos más prácticos de un cabecero: protege del frío de la pared, aísla de los ruidos y mantiene a salvo la pared del roce de las almohadas. Además, al escoger uno u otro tipo de cabecero para la cama deberás pensar en el tamaño de la habitación, en si debería ser más o menos alto, si ganaría la decoración integrando las mesitas de noche…
El material del cabecero: madera, tela, piel…
¿Sabes cómo elegir el material del cabecero para acertar? Es una decisión que afecta a la estética del conjunto del dormitorio. Marcará el estilo. Los cabeceros de madera natural harán que el ambiente se sienta cálido. Si la madera es teñida, como en esta cama, podrás darle más o menos actualidad o color, según el tono final elegido. Los cabeceros tapizados en fibras naturales como algodón o lino son frescos y resultan sosegados en tonos naturales. Al mismo tiempo, con colores o estampados puedes animar una habitación por completo o hacerla más romántica o contemporáneo. Tapizados en terciopelo o piel son más tradicionales y lujosos. Los de forja están reservados para ambientes o bien con cierto romanticismo o aire country o bien clásicos.
¿Cabecero exento o con estructura de cama?
La elección del cabecero con o sin estructura de cama solo depende de si das con el modelo de cama que te encaja y lleva el cabecero coordinado. La estructura de cama y el cabecero pueden o no estar terminados en el mismo acabado. Si los compras por separada, puedes escoger una estructura a tu antojo, con canapé o cajones o simplemente elevada del suelo con patas altas o tipo tatami (a pocos centímetros del suelo); y luego decorar y proteger la pared principal con el modelo de cabecero que más te guste.
Cabeceros tapizados en tela
Escoge telas de tapicería que soporten el roce. Algodones y linos son los más usados dentro de los tejidos naturales. Pueden incorporar alguna fibra sintética que los hará más resistentes. Los cabeceros tapizados en tela son confortables, ya que suelen estar mullidos por lo que son una opción perfecta si te gusta leer en la cama apoyado sobre el cabecero con varias almohadas a la espalda. Los cabeceros tapizados pueden ser lisos, incorporar botones tipo capitoné o con tachas para decorarlos en los bordes. Estos tipos de acabados influyen en el estilo final.
Tapizado con respaldos extra
Este tipo de cabecero tapizado también resulta muy práctico y es perfecto para los que no quieren llenar la cama de cojines, pero acostumbran a leer o ver la televisión desde la cama. Se trata de una solución tapizada que mulle el cabecero con un par de almohadones a modo de respaldo. Se pueden colocar sobre una base tapizada o sobre un cabecero de forja, incluso, colgados de una barra.
Cabeceros con mesitas integradas (y más)
¿Qué ancho de pared principal tienes? Esa medida hará que te plantees crear un cabecero a medida con mesitas de noche integradas. O, incluso, como aquí, que la solución se prolongue en otro mueble como un banco, un tocador o un escritorio. Si no quieres complicarte con la elección de mesitas de noche, esta es tu solución. Además, es perfecta para ambientes modernos y cuando no hay demasiado espacio ya que es un cabecero ligero visualmente, práctico y decorativo al mismo tiempo.
Cabeceros con función extra
Como este modelo de La Redoute Interieurs, que incorpora estantes de almacenaje y puertas laterales. Los cabeceros con función extra son perfectos para dormitorios mini porque harán que no necesites incorporar mesitas de noche a cada lado de la cama y además puedas organizar en él. La lámpara de noche puede ir directamente apoyada en la repisa superior, a la pared o con pinza en un estante.
Cabeceros de piel o polipiel
Son tapizados pero en este caso con un tejido concreto que aporta un toque lujoso. No siempre se asocian a espacios tradicionales, ya que el diseño del cabecero en sí incluye en el efecto decorativo que quieras lograr. Son confortables, aunque debes tener en cuenta que, al contacto con la piel, son calurosos en verano y fríos en invierno por lo que es recomendable usar almohadones para apoyarte sobre él.
Paredes que se convierten en cabeceros
La ausencia de cabecero como tal no significa que no lo haya. Revestir una pared por completo de suelo a techo y de lado a lado o crear una franja que abarque el ancho de la cama con un material llamativo también es una forma de elegir cabecero. Estarás protegiendo la pared y aislándola, además de crear una diferencia estética respecto al resto de paredes, lo que enmarcará la cama. Es una opción decorativa que da como resultados ambientes actuales. Puedes usarla cuando el dormitorio es amplio o pequeño (en este caso, dará amplitud). Además, con una pared revestida, por ejemplo, con un material vinílico podrás cambiar la estética del dormitorio fácilmente y aprovechar para instalar focos en la pared, ya que los cables pueden quedar ocultos tras el revestimiento.
Paredes acolchadas por completo
Con esta idea de pared cabecero, también puedes tapizar la pared y acolcharla. Este tipo de revestimiento te ayudará a aislar la habitación térmica y acústicamente, por lo que si tus vecinos son ruidosos, ¡no lo dudes!
Cabeceros que delimitan espacios
Los cabeceros suelen ir apoyados en la pared principal, pero hay ocasiones en los que se convierten en separadores o delimitadores de espacios. Puedes usar un cabecero para crear un vestidor detrás, organizar el espacio para pasar al cuarto de baño, instalar una zona de tocador o escritorio detrás de la cama…
La forma del cabecero: ¿recto o curvilíneo?
Depende de qué estilo prefieras. Los de líneas rectas pueden ser clásicos por el material o detalles que lo decoren o actual. En cualquier caso, siempre es una opción segura porque se adapta a los estilos. Los de líneas curvas u onduladas suelen asociarse a los dormitorios de estilo más tradicional o clásico.
¿Necesito siempre un cabecero?
Puede que te lo preguntes. Y es que no siempre se necesita acompañar la cama con un cabecero. Por ejemplo, hemos visto la solución de revestir el frente en el que apoya la cama en el dormitorio con un material diferente. Si es cerámica o vinílico, protegerá la pared de roces. Si es tela no tanto. La piel y la polipiel se limpian fácilmente. Si es pintura directamente, debes tener en cuenta que se rozará con facilidad. ¿Cuándo no te pide la decoración del dormitorio que incorpores un cabecero? Pues en casos como este, un proyecto del estudio Ábaton, en el que la cama queda apoyada en un tabique divisorio que ocupa poco más que el ancho del colchón.
El tamaño del cabecero
Los más horizontales amplían visualmente el espacio de lado a lado del dormitorio. Los verticales, separan el techo del suelo. El tamaño es una cuestión estética pero debes tener algunos aspectos en cuenta para decidirlo: la altura y ancho de la cama o somier, las medidas del colchón y las mesitas de noche. Como referencia, piensa que a partir de la altura del colchón, al menos deben quedar a la vista entre 65 y 80 cm de cabecero. En cuanto al ancho, el cabecero debe sobresalir entre 15 y 20 cm a cada lado del colchón o estructura de la cama. No conviene dejarlo justo ni por el interior de la cama. Pero si llega a acoger las mesitas de noche o no ya es una cuestión estética. Cuando más grande sea, más llenará visualmente el espacio.
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