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TIPOS DE LITERATURA

Literatura prehispánica en Mesoamérica

Antes de la llegada de los españoles al territorio americano las tres grandes culturas originarias del

continente (Inca, mexica, maya) tenían su propia literatura. Si bien no se trataba de literaturas

escritas, la literatura prehispánica de América se encuentra registrada en otros sistemas de

inscripción. Los Incas, por ejemplo, tenían un sistema de transmisión oral que trasladaba de

generación en generación los relatos, historias, y mitos. En el caso de las culturas que poblaban el

territorio mexicano, como señala Serge Gruzinski en La colonización de lo imaginario “el conjunto

de los conocimientos que explicaban y sintetizaban la imagen que aquellas culturas o, mejor dicho,

que aquellos medios dirigentes daban del mundo, se vaciaba en dos modos de expresión que al

parecer son predominantes y propios, del área mesoamericana: la tradición oral y la pictografía”.

Es así como en el México prehispánico se codificaron, dirigieron y transmitieron diversos

elementos de su cultura en poemas y códices que, tras la conquista, fueron volcados al español.

Muchos de estos poemas anteriores a la llegada de los españoles fueron rescatados por el célebre

investigador Miguel León-Portilla, quien en el volumen titulado Quince poetas del mundo n´huatl

reunió la obra de poetas prehispánicos como Tlaltecatzin de Cuauhchinanco, Nezahualcóyotl de

Tezcoco, Tochihuitzin Coyolchiuhqui, Macuilxochitzin, Xayacámach de Tizatlan, Chichicuepon de

Chalco, Xicohtencatl el viejo.

Conquista

Con la conquista americana de parte de los españoles durante el siglo XVI la literatura mexicana,

como todo el universo cultural del territorio, se modifica. La incorporación violenta de una lengua,

de unas creencias y de unas tradiciones convierte a la literatura mexicana en foco de nuevas

formas literarias. Ejemplo de ello son las Cartas de relación de Hernán Cortés, particularmente la

Segunda y la Tercera, donde el conquistador narra la llegada de su ejército a tierras mexicas, el

primer contacto con la ciudad de Tenochtitlan, su encuentro con Motecuhzoma, la huida del

ejército español tras los eventos conocidos como la noche triste y, finalmente, el ataque y la caída

de Tenochtitlan en agosto de 1521. Este texto fundante del archivo americano hace parte de un

amplio grupo de documentos acerca de la conquista de México donde también se incluye la

Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo, quien desde una

mirada de soldado de Hernán Cortés, narra los principales hechos de la conquista de México.

Otro texto ejemplar de la literatura mexicana que hace parte del archivo de la conquista es la

Historia general de las cosas de la Nueva España del franciscano Bernardino de Sahagún quien

hacia la segunda mitad del siglo XVI, por mandato de Fray Rodrigo de Sequera, comisario general

de la orden religiosa, compiló, como apunta la investigadora Valeria Añón en su prólogo a la

edición del libro XII de Sahagún, “las respuestas de los principales indígenas del centro de México

(tlatelolcas y tenochcas en su mayoría) a la minuta que preparó años atrás para indagarlos acerca

de las guerras de conquista y de la caída de la mítica ciudad de México-Tenochtitlan, a manos de

Henán Cortés y sus soldados españoles, el 13 de agosto de 1521”.

Durante la colonia la literatura mexicana tuvo grandes representantes de la estética barroca.

Debemos advertir que el Barroco Ibérico impacta en la sociedad colonial quien a su vez se apropia

y trastorna ese universo Barroco. (Sigue este enlace para ampliar la información sobre la literatura

barroca).

A ese trastorno del Barroco europeo Mariano Picón Salas lo va a denominar Barroco de Indias. Las

características de este Barroco de Indias, es decir, de esta literatura barroca propiamente

americana, cuyo punto más elevado es la obra de la mexicana Sor Juana Inés de la Cruz, configuran

una estética de la extrañeza, una forma de desmarcarse del peso colonial europeo a través del

estilo barroco, de la reutilización y resignificación de los tópicos barrocos que abrió las

posibilidades de la emergencia de la conciencia criolla. Los autores más representativos de la

literatura colonial mexicana son, además de Sor Juana Inés de la Cruz, Carlos de Sigüenza y

Góngora, Toribio de Benavente, más conocido como Motolinía, Fernando del Alva Ixtlilxóchtil y

Francisco Javier Clavijero.

Siglo XIX: literatura mexicana republicana

Con el siglo XIX y con las independencias americanas, la literatura mexicana toma otros rumbos. La

aparición en 1805 del Diario de México supuso la circulación de escritores como Agustín Castro o

fray Manuel Martínez de Navarrete y de un grupo de poetas conocido como la Arcadia de México

que hicieron de Diario de México, según apunta Christopher Domínguez en Historia mínima de la

literatura mexicana del siglo XIX, “un periódico en buena medida literario durante toda su primera

época, terminada en 1812”.

Con la publicación en 1816 de El periquillo sarniento, José Joaquín Fernández de Lizardi inaugura la

novelística mexicana. Se trata de una novela episódica, influenciada por la narrativa picaresca

española del siglo XVI. En ella aparece la Ciudad de México en las últimas épocas del virreinato a

través de las aventuras del protagonista, un pícaro que atraviesa diversas instancias generalmente

acompañado por malas amistades y que lo llevan desde el hospital a la cárcel, desde la pobreza

hasta la riqueza y desde el trabajo de médico hasta el de ladrón.

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